miércoles, 21 de noviembre de 2012

¿Cuándo se deben tomar Flores de Bach?

Las Flores de Bach son aplicables a muchos estados, por no decir que se pueden aplicar a todo malestar que nos aqueje, es decir, cuando tenemos un simple dolor de cabeza, deberíamos decir que estamos padeciendo los efectos causados por algún malestar emocional, mental  o energético...este es el primer paso, debemos saber que la enfermedad en sí no es más que el síntoma o efecto producido por una causa mayor, por tanto debemos mirar en retroceso e ir en dirección hasta hallar dónde se encuentra la causa, que suele tener su origen en patrones emocionales y mentales...Volviendo al ejemplo del dolor de cabeza, no trataríamos con la misma esencia floral un dolor de cabeza producido por un sobre esfuerzo físico, que un dolor de cabeza cuyo origen está en un patrón mental...

Como respuesta a cuándo se deben tomar Flores de Bach, sólo puedo decir que el único requisito para poder tomar flores es simplemente querer tomarlas, ya que vemos en el ejemplo anterior que todo cuanto padecemos es siempre la expresión de que hay algo que no va bien en nosotros..., el simple hecho de querer tomar flores, es ya un reconocimiento de la propia persona que sabe que tiene algo por sanar y tiene plena disposición a ello...entonces, lo único que se debe hacer es saber qué flores son las adecuadas para cada estado y persona, para eso es siempre recomendable que pregunte y se ponga en manos de un profesional.

Las Flores de Bach, no sólo las pueden tomar las personas, indistintamente de la edad, sino que son aplicables a animales y plantas, son reconocidas por la Organización Mundial de Salud, y gracias al estudio realizado en animales, plantas y niños se sabe que no producen un efecto placebo.

Encontramos notables beneficios en síntomas y enfermedades tales como; depresión, ansiedad, estrés, insomnio, migrañas y cefaleas en general, artrosis, artritis, fibromialgia, rigidez y dolor muscular, problemas gastrointestinales,  problemas de circulación, retención de líquidos, psoriasis, eccemas, alergias respiratorias y cutáneas, cáncer, enfermedades degenerativas, trastornos hormonales y problemas menstruales, problemas de contacto y comunicación, fobias, en períodos de cambios (separación, pérdidas....) hiperactividad, hipersensibilidad...